El área 18


Roberto Fontanarrosa.

Narra la preparación y desarrollo de un juego de futbol donde lo que se necesita para considerarse ganador, es el empate: si se gana, la empresa patrocinadora del equipo obtendrá el permiso para instalar una base de misíles, si pierden el gobierno de Cambodia, obtiene la concesión exclusiva para vender un refresco de cola (¿cuál sería?) en todo el continente Africano.Nunca había leído una novela desde la que se narra un partido de futbol. Descubrí una nueva forma de ver el futbol, bastante novedosa para mi, por cierto. La trama es bastante simple y con un final fuera de lo común. Calificación de 8.0 El área 18

Aquél era tal vez un equipo más técnico, pero en absoluto podría equipararse en fibra, en fe ganadora, en espíritu de sacrificio, al que conforman ustedes.

Todo aquel que entra a la cancha sabe que puede sucederle eso [lesionarse].

… la disciplina en un grupo es fundamental. Tiene que ser una cosa férrea.

No hay nada más lindo que una pelota nueva.

…tras una hora de juego, Billy ordenó quitarse las casacas y se originó un match que, según él, era de autodeterminación. La médula del juego consistía en que cualquier jugador en cualquier momento podía alinearse en uno o en otro bando sin aviso previo. Por lo tanto, aquello se convertía en una verdadera caja de sorpresas y nunca se podía estar seguro de que aquel que había sido compañero hasta el minuto anterior, no se convertiría en un sorpresivo rival y dispararía sobre su propio arco al minuto siguiente. Esto creaba un clima de inseguridad, nervios, atención altamente concentrada y, a veces odio, que convertía el juego en una descarnada red de intrigas, reproches, venganzas y alaridos de triunfo o de derrota. Muller ordenaba aquella disciplina en procura de mantener permanentemente alerta a sus hombres, lejos del aburguesamiento, y atentos hasta al más insignificante gesto de cada uno de sus compañeros, listos para remediar una falla sorpresiva o solventar una situación por demás inesperada.

Pudo comprobar la utilidad de Billy como masajista… —Es tan salvaje —murmuró Obdan, explicando a Seller— que nadie se queda más de un minuto caído. Aunque te hayan quebrado una pierna en cuatro, es preferible ese dolor a que te atrape Billy.
—Pero es que hay veces en que uno no puede levantarse —replicó Seller.
—Nada es peor a que te agarre Billy —meneó la cabeza el polaco—. Muller mismo lo incita a que actúe así. Dice que de esa manera nadie se hará el lesionado, ni se quedará en el suelo para descansar.

Yo, en una época, subestimé a los americanos. Pero ahora debo reconocerlo, son maestros de la organización. Y es más, son maestros en estructurar organizaciones de anticipación. Anticipación. La ciencia de deducir y prevenir los cambios y alteraciones de la política mundial a la luz de los datos e indicios dados diez, quince o veinte años antes.

-Y eso es lo que querrán saber los congodios- aseveró Seller-. Qué esquema de juego desplegaremos nosotros
-¡Claro! Es vital. Fundamental. Allí empieza y termina todo – casi rió Muller.

—Y sé que siempre el traidor es el más impecable en el trabajo, el más voluntarioso, el que más se sacrifica, el que menos desea que caiga sobre él la más pequeña de las sospechas.
—Es cierto —se pellizcó los labios Muller—. Es cierto. Su misma inseguridad lo lleva a excederse en su devoción.
—Cometen el error de no cometer errores —puntualizó Seller—. El temor a ser descubiertos los lleva a no reaccionar nunca con rasgos humanos.

—El portero se halla en un puesto que es el centro de todas las miradas… Sus errores son vistos hasta por el menos avispado de los espectadores. Y son fatales. Irreversibles.

—Una vez tuve un amigo, señor Seller—pareció conceder a manera confesional Muller. Hizo una larga pausa—. Un verdadero amigo. Cuando yo era más joven. ¿Y qué pasó?
El sirio fortificó sus reservas espirituales decidido a soportar sin una respuesta aquel interrogante.
—Lo vendieron —se rindió finalmente el técnico.
—¿Lo vendieron?
—A un equipo italiano. Como si fuera un animal. O un esclavo. Allí comprendí lo que es el profesionalismo. Desde ese momento decidí no dejar espacio para mis sentimientos, y puedo asegurarle que me ha servido de mucho.

Los atendió un anciano cuya edad merodeaba entre el centenario y la inmortalidad.

…se han levantado, y se levantan, monumentos a los que cometen grandes errores. A los perversos. A los traidores. A los responsables de grandes calamidades… Para que la gente pueda verlos, recordarlos y enseñar a sus hijos quiénes han sido éstos personajes… Entonces las generaciones futuras ya saben quiénes los han perjudicado… Yo, usted, todos nos cuidaremos muy bien de no cometer errores, de no dañar a la gente, para no tener el día de mañana un monumento que inmortalice nuestra perversidad

¿Qué hubiese pasado si a ese alcalde no lo inmortalizara una estatua que recuerde su tremendo error? ¡Que todos nos hubiésemos olvidado de él!

«Los ricos —sintetizó su teoría Seller— son iguales en cualquier lugar del mundo. Después de todo, las ciudades-modelo no son más de tres o cuatro: Nueva York, Londres, París, Roma. Los millonarios del mundo procuran repetir en sus ciudades de origen lo que han visto en las ciudades modelo. Además, ellos mismos se visten igual que los ricos de Nueva York, o Londres, o París, o Roma. Y sus negocios se parecen a los que han visto en esos cuatro lugares.» Más de una vez había escuchado Seller exclamar a alguien en tanto recorría algún barrio pudiente de ciudad de Méjico, Estambul o Atenas: «¡Qué hermoso es esto! ¡Me hace recordar a París, o a Londres, o a Roma, o a Nueva York!». «Los rasgos distintivos —prosiguió deduciendo Seller, en tanto se dirigía hacia la conserjería— sólo se mantienen en los barrios bajos, en las zonas portuarias, entre los pobres. O bien en los hoteles muy viejos.»

—¡Atrás, atrás, rearmarse, agruparse atrás! —gritó Seller a los suyos corriendo a plantarse en la línea del área dieciocho, dentro de la medialuna—. ¡Formen cuadro!

—¡Querían que nosotros pensáramos que en nuestro equipo había un traidor, para dividirnos, para enemistarnos,
para quebrar nuestra confianza! —continuó Seller. —Y por supuesto eligieron como víctima al que, según ellos, más importante podía ser dentro de un equipo que debía jugar su chance a un empate, ¡el arquero!

5 comentarios en “El área 18

  1. el programa es muy buenoo..
    aguante el leon la mistica la tiene
    estudiantes.somos un equipo grande.
    veron sos D11OS.
    besos a todos los pinchas!

  2. alguien me puede dar la caracteriscas del personaje principal ? porfavor !!! lo necesito para el colegio para mañana y no consegui el libro !

    1. Me parece malísimo el libro, nunca pensé que podía ser tan aburrido y sin sentido. Una locura para que se lo den a chicos del secundario habiendo tantos libros entretenidos. Lamento mi comentario por que Fontanarrosa es excelente, pero este libro …….

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