Licenciado


Es duro escribir desde el dolor, la muerte duele y más cuando es inesperada, brutal.
Para «El Licenciado», era fácil volverse imprescindible (sin saberlo) para quienes formabamos parte de su círculo cercano, identificando tus necesidades, y cubriéndolas. ¿Cómo lo hacía? No lo sé. Tengo una teoría.
Conocía a mucha gente y casi todas esas personas tenían una deuda moral con él, de tal modo que sí él les solicitaba un favor, nadie se negaba, nadie le ponía peros, todos lo hacían de inmediato. Y así tejió una red social donde él era quien conectaba las necesidades de uno con las habilidades de otro. Así de fácil, así de complicado.
Y si no había nadie que supliera la necesidad… él lo hacía, no sé cómo, pero lo hacía. Hoy ya no está y ahora habrá que volver a lo primitivo, a rascarse con las propias uñas. Esa era solo una parte de su personalidad, tal vez la más visible.
Pero quienes lo conocimos, tenía otras facetas: la de niño, la de cuidador, protector, proveedor… llorón. En fin, llegará el tiempo en el que no habrá llanto, ni dolor y el reencuentro será para siempre. Por hoy sólo queda decir, lo de siempre: Gracias Licenciado.

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